Félix Del Val Latierro (1963), establece los principios
científicos en que se apoya la Grafotecnia:
1º) El alma y el grafismo están en relación permanente de
causa y efecto;
2º) El alma es un complejo infinito; así como no hay dos
almas iguales, tampoco existen dos grafismos iguales;
3º) El complejo anímico se modifica por el complejo
fisiológico: Tonalidad nerviosa, muscular y glandular, el cual reviste
igualmente una variedad infinita, por lo que resulta, si así puede decirse, un
infinito modificado por otro infinito;
4º) El complejo anímico y la tonalidad general fisiológica
definen o determinan la fisonomía del escrito, independientemente del órgano
que la ejecuta, si éste está adaptado a una función e independientemente
también del alfabeto empleado;
5º) Los estados de conciencia, pasajeros o permanentes,
repercuten en el grafismo, así como las variaciones de la tonalidad general;
6º) La escritura es inicialmente acto volitivo, pero con
predominio posterior, casi absoluto, del subconsciente, lo que explica la
permanencia y fijeza de las peculiaridades gráficas;
7º) No se puede simular la propia grafía sin que se note el
esfuerzo de la lucha contra el subconsciente;
8º) Nadie puede disimular simultáneamente todos los
elementos de su grafía, ni siquiera la mitad de ellos, lo cual es una
consecuencia de lo anterior avalada por la experiencia. (Saudek);
9º) Por mucho que lo pretenda el falsificador o el
disimular, es imposible, en escritos extensos, que el subconsciente no le
juegue alguna mala pasada, revelando la verdadera personalidad del escrito
falsificado o disimulado;
10º) No todos los signos gráficos tienen el mismo valor. Los
más importantes son aquellos que son invisibles o poco aparentes, pues son los
que escapan lo mismo en la imitación que en el disimulo.